Adicción a Telegram

Lo que al principio era un entretenimiento e incluso prueba de la alternativa más conocida a Whatsapp en cuanto a mensajería instantánea, se ha convertido en una herramienta imprescindible por muchas razones y no solo por la comunicación con otros usuarios.

Debo reconocer que inicialmente Telegram no me convencía, especialmente por dos motivos, el primero y más importante es que solo un 10% de mis contactos disponían de cuenta de Telegram por lo que el objetivo prioritario de la aplicación no cumplía mis expectativas (hablar con la gente y sustituir WhatsApp).

La segunda razón en relación con la primera era el espacio ocupado en mi móvil para una aplicación que, inicialmente, pensaba substituible u opcional.

Tras una tercera instalación de Telegram en mi móvil empecé a ver ciertas diferencias que ya me llamaban la atención, por ejemplo el crear una URL directa a mi cuenta, un sistema realmente nativo desde ordenador u otros dispositivos con una perfecta sincronización y, especialmente, la no obligatoriedad de llevar el móvil encima en todos los casos sea usando Telegram en el ordenador o en otro dispositivo (tablet u otro móvil).

Una vez vistas estas ventajas, ya solo ves una ristra enorme de opciones que otras mensajerías no te dan o que te darán de aquí a unos meses o años, por ejemplo, adjuntar cualquier tipo de archivo (mp3, avi, jpg, pdf, doc, zip, etc.), disponer de un alojamiento ilimitado en tu propio perfil pudiéndolo usar como cajón donde guardar enlaces, archivos, apks, vídeos, películas, música, texto o cualquier otra cosa que necesites almacenado sin tener que tenerlo ocupado en el teléfono.

Además de otros detalles, uno de los que más me atraen es el hecho de ser código abierto sabiendo que no hay ningún tipo de vergüenza ni problema a la hora de ver sus «tripas», no tiene nada que esconder, agujero de seguridad o puerta trasera, a diferencia de otras mensajerías propietarias las cuales hemos de confiar que sea así (aunque día tras día se demuestre que no)

Hablando de seguridad, confiar los datos en compañías como Google, Facebook, etc es simplemente ofrecer tus datos personales a cambio de unos servicios supuestamente «gratuitos», no así con Telegram además de la seguridad en el encriptación de las comunidades punto por punto.

Sin lugar a dudas luego están los rumores o mentiras malintencionadas tales como que Telegram es ruso (su creador si que lo es) o fallos de seguridad, respecto al primer punto, si bien Telegram fue fundado por un ruso, sus servidores y oficinas se encuentran en Alemania, creo que no es necesario comparar las leyes de privacidad Europeas con las estadounidenses donde se encuentran los datos y servidores de las mensajerías más populares, respecto al segundo, todas las mentiras que han ido surgiendo por pseudo-medios han sido desmontadas una por una en cuanto se iban publicando.

Por último en este post, tenemos los bots, la gran diferencia, la gran ventaja ante el resto de mensajería, poder descargar vídeo o audio de YouTube con una sola mención y url, recibir descuentos o errores de precio en Amazon u otras tiendas y aprovecharlo, recibir los correos electrónicos en Gmail directamente en el mensajero, aprendizaje de idiomas en lenguaje natural, traductor, recibir alertas meteorológicas, recibir noticias de El Diario o El Mundo y así hasta mil posibilidades.

En resumen, del mismo modo que me pasó con Twitter que me costó pillarle la gracia hasta acabar adicto, me ha pasado con Telegram.

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