Por fin se acabó el festival electoral con unos resultados poco sorprendentes, más o menos los esperados por todos excepto que para mi júbilo el vencedor (sea quien hubiese sido) no ha tenido mayoría absoluta pues hasta ahora y el poco tiempo que llevo con uso de razón me ha demostrado que obtener mayoría absoluta es = a rendir las menos cuentas posibles y poder ejecutar con total impunidad y eso en ocasiones es bueno pero en muchas otras es perjudicial no rendir cuentas, consultar o trabajarselo lo suficiente como para que salga adelante.
Otro punto positivo es la dimisión de Gaspar Llamazares, un personajillo que lo único que ha hecho es estorbar tanto como coordinador como candidato por Izquierda Unida y tener que llegar a tal extremo para que se de cuenta que su labor, su posicionamiento y su trabajo es realmente inutil es vergonzoso.
Como punto negativo es que si el PSOE debe buscar alguna coalición para conseguir la mayoría el mejor posicionado para ello sea CIU y la verdad es que CIU como socio de gobierno solo puede significar problemas, quebraderos de cabeza y muchas buenas ideas que se irán al garete en muchos aspectos y en especial en el económico, en el de avances sociales y en otros aspectos importantes que lo único que conseguirá es empañar más aun la muy empañada imagen que tiene el PSOE.
También como punto negativo debo expresar que aquello que desde hace tiempo se viene augurando se hizo realidad y es el bicefalismo en la política española, bipartidismo en los que se aproxima en demasía a la política norteamericana que con el tiempo el hacer de unos y el hacer de otros no será tan buenhacer así como una estrecha línea demarcará las diferencias entre un partido y otro, o lo que viene a ser lo mismo, el mismo perro con distinto collar donde la democracia pasa a ser un paso más de burocracia perdiendo por completo el significado de la propia palabra de Democracia donde el pueblo estará engañado por una supuesta libertad de expresión y voto pero en realidad en su mente solo habrá cabida para las siglas de dos partidos y en eso quedará encerrada su libertad.
En el aspecto de ver como tantas promesas y tantas historias lanzadas a la ligera en los mítines en la vida cuotidiana a partir de mañana seguirá todo absolutamente igual, las mejoras sociales, salariales, económicas seguirán el curso que tienen que seguir independientemente del vencedor u oposición. Y sobre ello llega un planteamiento y es…. ¿Realmente para que voto, si el escogido por mi en parte no quiero que gane con mayoría absoluta e incluso estoy en contra de algunas propuestas, promesas o llamamientos que se ha realizado? Ya no se vota al mejor por que en realidad no hay mejor o peor sino al malo y el menos malo que dependiendo de su trabajo en la legislatura pasada o desde la oposición se puede mirar en una balanza mental y desde luego entre esas dos siglas puede ser uno u otro perfectamente indistintamente de la ideología de uno.