Me gusta iPhone no su política

Hoy fui al «Mallorca en Xarxa» de Ona Mallorca para hablar sobre el nuevo terminal de Google, el Nexus One, como  ya estaba advertido de posibles discrepancias, no más sobre el Nexus que hacia Android en general por parte de usuarios de iPhone, me preparé una serie de notas por si eso ocurría. Por suerte o por desgracia, no hubo tiempo a entrar en ese campo pero, cuando me disponía a tirar esas notas a la basura y hablando con un compañero, me ha comentado que en realidad era una muy buena recopilación y base para un post «excelente» sobre el punto de vista que tenía, no hacia iPhone sino a su filosofía o a su política. Yo personalmente tengo un iPhone porque el terminal no me disgusta, la verdad es que me gusta bastante pero hay errores de base que son los que expondré en este post, una política radical, privativa y cerrada que hacen que el terminal, que podría ser mejor, no lo sea, y es por eso que aprecio y apreciaré más terminales como Android o LiMo sobre otros como Windows Mobile o iPhone. Esto no significa que los desprecie, menosprecie u odie, en realidad tengo un problema, me gustan todos y veo sus partes positivas o negativas y NO hay terminal perfecto y mucho menos sistema operativo o filosofía que se considere ideal.

En primer lugar, no voy a entrar en comparativas de hardware entre uno y el otro, no sería justo, en especial para el iPhone teniendo en cuenta que uno llevará casi un año y el otro lleva unos días en el mercado, esa diferencia de hardware, así como puede tener el Nexus cierta ventaja, esta desaparecerá con el nuevo iPhone pero lo que no cambiará es la filosofía  o política que envuelva al terminal o a su sistema operativo, que es a lo que voy.

En cierta manera, iPhone o un terminal con Android no se distan mucho, todos ellos pueden contar con brújula digital, conectividad bluetooth, wifi, HDSPA, una pantalla táctil de más o menos tamaño y si cambia en tema de multitarea o multitactil pero poco más, la esencia, su motor y su política es lo que cambia y cambia de un modo radical, hablar de Android y hablar de iPhone es como hablar de la noche y el día, de dos políticas muy diferentes, la política de comunidad, del software libre, del usuario y de la libertad por la política de los derechos de autor, la restricción, la privativididad, de la limitación y la exclusividad.

Mientras que en uno encontramos la libertad de instalar aplicaciones de varias maneras, de diferentes naturaleza, de forma realmente independiente a elección del usuario, en otro encontramos que no hay otra forma de ello que pasando por AppStore/iTunes bajo la autoridad, consentimiento y asentimiento por parte de Apple para que instales única y exclusivamente lo que debes instalar, ni más ni menos. Esto, por supuesto, es todo lo contrario a dos temas que se lleva tratando desde hace años en el campo de los ordenadores y es el uso de software privativo y software libre o que debe ser más fundamental, el derecho de una compañía, una empresa o un autor o el derecho de los usuarios pero ni mucho menos un derecho debe ser más valioso que el otro. Por ejemplo, si te gustase realizar un programa bajo software libre, libre de derechos o publicar su código, es algo imposible o inviable a través de la AppStore o iPhone, por la sencilla razón de que el usuario no puede publicar una aplicación que no sea a través de AppStore, y por supuesto, haber pasado primero por caja (aunque esa aplicación sea gratuita) y después por una serie de restricciones para poderla publicar, del mismo modo que el usuario que la descargue no podrá distribuirla, modificarla, aprovecharla o difundirla.

Claro está, el rechazo hacia cualquier cosa que signifique libre, NO es bienvenida a iPhone, aunque si sea en otros dispositivos u ordenadores de Apple como iMac o MacBook y es el apoyo, utilización y difusión del DRM (Gestión Digital de Derechos), no solo en aplicaciones sino también en archivos multimedia como música o vídeo, el DRM es algo constantemente criticado por la comunidad internauta, la limitación a los archivos, sea por duración, por número de usos o estudio de dicha aplicación/canción/película para recopilar todo tipo de datos sobre número de instalaciones, utilización, reproducciones, etc. Es decir, no se apoyará, ayudará o se dará soporte, en ningún momento, otro formato que no sea compatible con estas restricciones, es por ello que formatos libres, sin licencias y abiertos como el OGG Vorbis o el Theora no son ni serán compatibles, nunca, en el terminal móvil de Apple. Aquí nos llega la primera duda, mientras que en otros campos como es en el informático, criticamos la implantación del DRM, el mismo juego en otro terreno de juego, como es el de los móviles, la filosofía y el chip se cambia radicalmente hasta el punto de apoyarlo, defenderlo o argumentarlo, si lo criticamos en los ordenadores o en la red en general, debería hacerse lo mismo en otros campos, del mismo modo, si se apoya, también se debe apoyar en otros terrenos de juego e incluso, por esa regla de trés, defender y apoyar la futura modificación de la LSSI que prácticamente, lo único que defiende es llevar esa filosofía a todos los terrenos, no solo al iPhone sino a todo en su conjunto.

Por supuesto, todo lo que quieras añadir al iPhone tendrá que pasar, única y exclusivamente por iTunes, violando totalmente tu anonimato o privacidad, hacerlo de cualquier otro modo sería o imposible o ilegal.

En realidad, uno no adquiere un iPhone, sino que lo alquila. En mi caso, pese a adquirirlo libre, dista mucho de serlo. Cuando uno compra un coche, un ordenador, un mueble, una vez comprado, deberías ser libre de cambiar en todo momento, añadir lo que quieras, quitar lo que quieras, sin impedimento alguno, en iPhone no pasa eso, es lo que hay y punto, cualquier modificación, añadidura o resta del sistema es ilegal. ¿Pero no es mío? ¿No lo he comprado? No, has comprado el «derecho» a tenerlo, no a cambiarlo, ni modificarlo sino a tenerlo y para tenerlo hay que cumplir una serie de requisitos, no únicamente con la operadora sino con el fabricante, Apple. En realidad nunca es tuyo sino que pagando te has pagado el derecho a tenerlo, punto.

Hay que reconocer que iPhone cambió la mentalidad, abrió un nuevo campo en lo que a la tecnología móvil se refiere, pero dista mucho de formentar la competencia. No hace mucho, durante todo el mes pasado, tuvimos la novela de Microsoft con la Unión Europea respecto a la inclusión de Internet Explorer como navegador predefinido en Windows 7 y condenado a pagar una multa millonaria por ello en Windows XP o Vista, a pesar de todo, pese a venir con Internet Explorer, un usuario siempre, en todo momento podía cambiar de navegador descargando cualquier otro, todos nos alegramos de la postura tomada por la Unión Europea por ella, siendo justa tal decisión (aunque algo desmedida). Sin embargo en iPhone, las cosas son iguales solo que la justicia cambia. Opera mismo desarrolló un navegador para iPhone, sin embargo, Apple rechazó la posibilidad de incluirlo como navegador en el AppStore y las razones fueron muy claras y por escrito: «Competencia directa a aplicaciones de Apple», y esta es una cláusula en los términos y condiciones de uso de la AppStore «Las utilidades y aplicaciones allí publicadas no podrán competir con aplicaciones nativas de iPhone» (Safari por ejemplo).  Es decir, legalmente la AppStore se guarda el derecho a todas aquellas aplicaciones que intenten sustituir a las aplicaciones nativas como por ejemplo el gestor de correos, gestor de contactos, navegador, gestor de SMS, etc. No se si a eso se le podría llamar monopolio pero la verdad, otro nombre no me sale.

No hace mucho, cuando Google asumió la imposición del gobierno de China, para poder participar en su mercado, de bloquear ciertas búsquedas o imágenes, se satanizó literalmente la imagen del gigante del buscador (y con razón), lo mismo hizo Yahoo! y también llovieron críticas sobre el, sin embargo, recientemente Apple hizo lo propio eliminando de la AppStore china cualquier relevancia hacia el Dalai Lama o hacia el Tibet ni nadie levantó el grito en el cielo ni se rasgó las vestiduras sino que se tomó como normal, como razonable, incluida una aplicación en la que incluía a todos los Premios Nobel de la historia dado que el Dalai Lama fue uno de ellos. ¿Qué es lo que cambia?

Considero que iPhone es un terminal maravilloso, increíble e innovador, pero también que falta mucha consecuencia o cordura entre muchos de sus usuarios que cambian de camiseta dependiendo de si se defiende un campo en internet, en ordenadores o terminales móviles.

Por último, antes de que alguien pueda decir «todo esto se soluciona haciendo Jailbreak al móvil» debo citar la nota de prensa oficial de iPhone al respecto según su posición jurídica al respecto:

«Hacerle Jailbreak al iPhone constituirá una infracción del derecho de autor y una violación a la DMCA» Es decir, se considerará ilegal tal acción. No entiendo, como por una parte criticamos, nos manifestamos o condenamos la acción gubernamental española hacia la defensa y el derecho de los autores y por el otro, los defendamos con una posición tan radical cuando el mismo tema se lleva a un terminal móvil con una manzana en el que el usuario ni tiene ni tendrá otro derecho que no sea el de la reparación de ese terminal siempre que esté bajo la garantía cuando todos los derechos, en todo momento y bajo cualquier circunstancia están y estarán siempre o hacia Apple o hacia los autores, empresas, editoras o discográficas.

Creo que paro que voy a convertir esto en un libro y a ver si me denuncian por usar palabras bajo derechos de autor :-/

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