En el 2006 una madre y su hijo se enzarzaron en lo que podría tildarse de una discusión familiar y típica en la que el niño, en un arrebato de mala educación, falta de respeto y violencia hacia su madre cuando esta le recriminaba por no hacer los deberes le lanzó una zapatilla que era lo que más a mano tenía. Una vez lanzado el objeto se fué corriendo al cuarto de baño y se encerró. La madre sin duda entre nerviosa y muy cabreada cuando logró entrar en el baño abofeteó a su hijo con tan mala suerte que este se golpeó la nariz y al día siguiente, en su colegio viendo el golpe en la nariz consideró que lo mejor era denunciar a la madre por malos tratos.
De esto hace dos años y ahora sale la sentencia que es de 45 días de prisión y un año y 45 días sin ver a su hijo, personalmente una pena desmesurada por una madre que realiza su labor pues… las bofetadas aunque sean el último recurso siempre a veces son necesarias y conste que yo no tengo la mano floja y en más de una ocasión lo he considerado necesario pero aún así supe controlarme pero también debo decir que algunas bofetadas que me he llevado me han servido para aprender y para evitar cometer algunos errores que me hubieran salido mucho más caros pues es preferible una bofetada a tiempo que mil de la sociedad.
Al tema.. dos años después del «delito» sale la condena, mientras tanto el niño, el pobre.. ha estado viviendo con una «maltratadora» que lo único que ha hecho ha sido seguir cuidandolo y educándolo sin embargo la desobediencia tiene premio, si te portas mal y encima tiras objetos a tu madre ¡Estás de suerte! quizás la encarcelen! en fin… que pena de sociedad, que pena de jueza y mientras tanto miles de niños siguen realmente maltratados o desnutridos o mujeres siguen siendo apalizadas por sus maridos borrachos dentro de sus casas mientras los vecinos siguen viendolo como un hombre ejemplar cuyo castigo si se demuestra tales malostratos es una sentencia de alejamiento que la mayoría incumplirán y algunos incluso acabarán con la vida de la mujer.