Bueno, a raiz de un post en otro blog me llega esta inquietud personal, la inquietud de hasta que punto podemos llegar respecto a la tolerancia hacia personas de otros países. Este post puede ser algo caldeado porque más de uno cogerá y se rasgará las vestiduras pero, posiblemente, porque sea más fácil el enojarse que el razonar, el quedarse con las palabras que a uno le interesa y no al contenido en su conjunto.
Por suerte o por desgracia dado que a veces ha sido por capricho y otras por necesidad, me he visto viviendo en diferentes ciudades de hasta tres países diferentes y tengo la suerte de poder observar las cosas, las diferentes raíces, las diferentes culturas en esos países y he podido extraer una cosa, sean diferentes ciudades, comunidades o países, hay absolutamente de todo, personas buenas, personas malas, grandes experiencias o vivencias de pesadilla pero nunca poder criticar a todo un país por el simple hecho de ser un país y haber topado con indeseables.
Me frustra y mucho ver que una persona por no haber encontrado un piso en tres llamadas necesite llamar a toda España «Malditos Bastardos» por este hecho… Esto me indica que o ha vivido muy poco o ha vivido muy bien cuando aquí mismo, los ciudadanos vemos como se cometen injusticias de este tipo a diário, bienaventurado aquel que consiga encontrar un piso en tres llamadas y a un precio razonable, bienaventurado aquel que lo haya tenido muy fácil todo en esta vida para que aspectos tan irrelevantes puedan causarle enojo. Ojalá mis preocupaciones se limitaran al hecho de encontrar un piso en tres llamadas y un día. Si unos anormales ven una matrícula catalana y me rompen el retrovisor, es matemáticamente imposible que proteste hacia toda una comunidad autónoma por cuatro desgraciados, si un argentino me llama «Gallego del Orto» no voy a insultar a todo su país por sensatez, por razón, por educación.
¿Me estoy pasando de tolerante? Tengo la buena costumbre de aceptar todo tipo de persona pues, no me considero mallorquín o catalán o vasco o español ni europeo, ante todo soy un ciudadano del mundo y me da bastante igual el tema fronterizo o el color de las banderas, sin embargo no veo justo las cosas que están pasando, el hecho de que no pare de toparme con muchas personas que llegan y reciben cariño o amistad por parte de los vecinos e incluso de organismos y al cabo de un tiempo protesten por la situación… yo por mi parte no he tenido más opción que acudir a la sanidad privada porque las listas de espera para diferentes pruebas por mi migraña eran de 7 meses, 7 meses para un mísero electroencefalograma.
Paso completamente de política, sea española, catalana o sea la que sea la razón que lo que se consiga es la diferenciación entre humanos, me caen fatal los partidos políticos y también los políticos, me caen fatal los racistas que por un odio visceral rechazan todo aquello que no sea de su comunidad o país pero también me frustran aquellos que llegan e intentan hacerse los dueños del mundo por el simple hecho de que aquí se les está dando todas las oportunidades sociales que jamás tuvieron en sus países de origen, exigiendo, imponiendo y en caso de no conseguirlo, insultando, faltando o intentar dar pena con el clásico «soy discriminado/a por mi procedencia o nacionalidad» y conseguirlo todo.
Pues si, ojalá fuera uno de ellos y tener todas las facilidades sociales que pueden tener y yo jamás tendré.