En un partido en Malaya, el arbitro cuya primera profesión es la de ser policía, tras sacar tarjeta roja a uno de los jugadores en un partido oficial y ver que se estaba liando la de dios, ni corto ni perezoso se dirige corriendo a su coche para sacar su pistola y pegar un par de tiros al aire para que los jugadores se calmaran. Espero que no se ponga de moda esto en la LPF o se tendrían que pegar muchos más tiros aunque por suerte hay arbitros increiblemente buenos que de un par de palabras acaballan a todos.
Fuente: 20minutos