Un párroco sueco ha tenido que abandonar su parroquia al haber infectado a todos los equipos de la red eclesiástica habiendo infectado dicha red mediante un virus que se coló mientras visitaba páginas porno. Al enterarse el Arzobispo de tal acto pidió que dicho cura dejara su cargo de manera inmediata.
De esta noticia se extraen dos cosas y es que, una, el pobre hombre, sea católico o no, no puede ni debe frenar sus instintos carnales pues es una necesidad humana y de otra manera solo puede ser insano. De un modo mediático este hombre va ser crucificado de por vida por su error de haber infectado de un virus la red informática irrelevantemente de donde lo haya cogido y sin embargo, otros curas ahora con las manos sobre sus cabezas siguen ejerciendo pese a que algunos hayan sido acusados de pederastía.
Volvemos al tema de que el Vaticano y toda la red eclesiástica debería dejar que sus sacerdotes, curas, obispos, etc. pudieran llevar una vida normal lejos de votos de castidad, de pureza y de chorradas pudiendo tener actos sexuales y llegar al matrimonio.
Fuente: The Register (Ing)