Después de varios meses de espera hace unos días recibimos la tan ansiada llamada para concertando día y hora para realizar la pequeña intervención que tenía que realizarse mi pareja para extirparse un pequeño y molesto quiste en el pie.
Nada más llegar volvimos a ser testigos una vez más de las carencias de la sanidad al entrar en una sala de espera sin un lugar ni para sentarse, Tina obtó por elegir una bandeja situada en cada extremo de los bancos, el niño obó por permanecer de pie y yo por sentarme en el suelo.
Llegaron las ganas de tomar algo y tras varios intentos nos tuvimos que resignar al ver, frustrados que la máquina se había salido con la suya impidiéndonos poder tomar un refrigério en el tiempo de espera.
Por fin la llamaron y la espera no fue tan mala al solo retrasarse unos 15 minutos de la hora prevista. Bueno, este post es fruto de esa espera.