Secuelas de Juventud

Desde hace unos días noto un cierto malestar físico general, todo empezó con una hemorragia en las fosas nasales sin venir a cuento durante el trabajo la cual cosa hacía muchísimo que no me pasaba dado que en la infancia era uno de esos niños que solía sangrar por la tocha con cierta facilidad (cambios de humor, nerviosismo, cambios climáticos o vayase usted a saber), pero desde ayer, pasada esa hemorragia me vino un profundo dolor y taponada de oido, el derecho la cual cosa me avisaba de algo.

Estos problemas físicos que sufro cada X tiempo son debidos a cambios bruscos en la presión, tanto a presiónes mayores como a menores (cambios estacionarios, de altura brusca, etc). De donde provienen esas secuelas frecuentes en mi vida? Lo explicaré.

Hace años me hice buceador y me saqué el carnet de buceo del FEDAS/CMAS el cual el primero es el de buceador de 1 estrella aunque con las inmersiones que tengo podría obtar por la segunda estrella aunque ni el dinero ni el tiempo me lo permiten para realizar el cursillo ni volverme a sacar el seguro. Después de varias inmersiones y aprendido de cabo a rabo las normas y recomendaciones al respecto cometí un gran error, si, como esos conductores que llevan 40 años conduciendo y van contradirección pensando que nunca pasa nadie por ahi, o esos transportistas con muchisimos años de experiencia que llevan sobrepeso pensando en que su camión lo soporta, me pasó algo similar dentro del exceso confianza y fue.. que una mañana me fuí a bucear a la zona de Calvià (Mallorca) sobre las 8:00 hasta las 9:00 de la mañana. Como todo buceador sabe y los que no lo son, muchos también lo saben, una vez buceado no puedes coger un avión hasta pasadas 24 horas de la inmersión, hice una inmersión de un máximo de 30 metros, profundidad más que seria para ser tomada en cuenta para esta recomendación, hice la descompresión correctamente e incluso excesivamente para asegurarme por el sencillo motivo porque sabía que a las 14:00 tenía que embarcar en un vuelo a Madrid para ir a una fiesta de un fin de semana.

Confiado en mi gran labor, mi gran despresurización, mi gran confianza (estupidez juvenil) y pensar que no pasaría nada cogí ese avión. El trayecto de Palma de Mallorca a Madrid dura aproximadamente 1 hora en vuelo y condiciones normales, pero tras lo que me pasó durante ese vuelo se me hizo como un año de largo. A medida que el viaje avanzaba y avanzaban los minutos del mismo me empecé a sentir totalmente extraño, me empezaban a doler los oidos y los reactores parecía que empezaban a formar parte de mis oidos, en especial el derecho dado que era el más cercano al motor aunque dudo mucho que tuviera algo que ver la posición en la que se encontraban los motores. Mientras pasaban los minutos el dolor se empezaba a hacer insoportable hasta el punto de hacer una descompresión manual (taparse la nariz y soplar sin soltar aire) para intentar deshacerme de esa presión auditiva que empezó a extenderse a lo largo de la garganta y los globos oculares dandome la sensación de que se saltaban de sus órbitas, un dolor muy intenso que me dejó inconsciente en varias ocasiones pero no quería preocupar a los compañeros que viajaban conmigo (y tampoco reconocer lo idiota que fuí en ese momento que me subí en el avión sabiendo que habia realizado una inmersión muy pocas horas antes).

El dolor era constante y pasó a ser sangre, sangre por el oido, sangre por la garganta y por suerte no hubo sangre por los globos oculares aunque más tarde me dijeron los médicos que tuve mucha suerte.

Llegamos a Madrid y mi estado era de semiinconsciencia, el dolor ya ni lo sentía, no sentía dolor, no sentía nada, solo notaba como la sangre emanaba por los oidos, fosas nasales y en la garganta con ese sabor tan característico por lo que fué imposible seguir disimulando ante mis compañeros, que alarmados llamaron a la tripulación para una rapida evacuación a un hospital, por suerte estaba semi incosciente pero no del todo y pude resumir en cuatro palabras el error que había cometido por lo que los médicos supieron a la perfección lo que me estaba pasando por lo que buscando a prisa y ambulancia, un centro con una cámara de descompresión por toda Madrid por lo que me llevaron al Hospital General del Aire, un centro asociado al CCCMH por lo que por suerte me entraba en el seguro de buceo que por obligatoriedad (y gracias a estos casos se entiende porque es obligado) nos tenemos que sacar.

Desde aquel entonces me quedó la secuela de la presión, tanto en la llegada del verano de verdad como del invierno, como cambios bruscos de presión temporales como cambiando de altura de manera muy rápida, esos recuerdos en el avión se rehacen en mi con las secuelas de presiones de oidos, sangradas de nariz y malestar general.

Resumiendo y moraleja: Mi cuerpo me dice que ha llegado el verano de verdad / El exceso de confianza es el peor enemigo en cualquier sección, momento y situación, laboral o personal

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