Como siempre la iglesia promulgando su amor y cariño esta es la declaración de un Arzobispo de Brasil, Jose Cardoso Sobrino, tras excomulgar a la madre de una niña y a todo el equipo médico que realizó la interrupción del embarazo al quedar la niña de 9 años embarazada tras las repetidas violaciones realizadas por su padrastro desde los 6 años al igual que su hermana que padece una enfermedad mental.
Las leyes brasileñas amparaban a la niña al permitir el aborto solo en casos de violación o en caso de que la salud de la madre corriera peligro y en este caso se podían aplicar ambas y aún así la madre tuvo que recurrir a la actuación de diferentes organismos de derechos humanos y activistas para poder trasladar a la niña de hospital al conseguir dicho arzobispo que en el hospital donde se encontraban se bloqueara la interrupción del embarazo.
A veces este tipo de personas por llamarlas de alguna manera demuestran lo más rastrero de los fanáticos religiosos anteponiendo su ideología y fanática creencia a la salud humana, a la razón, al sentido común.
Lo peor de todo es que ahora, tanto la madre como la pobre niña se han convertido en personas non-gratas e indeseables en el país con el mayor número de católicos del mundo, unos 120 millones.
Fuente: ipsnoticias