La privacidad y la paranoia

Seguramente cuando se inventó el teléfono salieron voces discrepantes sobre el peligro que traía ese peligroso artilugio que hacía que las personas pudieran hablar sin tenerse cara a cara. Pasaban los años y nació otro enorme «peligro» para la humanidad, Internet. Internet hacía posible que las personas independientemente de su localidad o país pudieran hablar, conocerse, discrepar u opinar sobre cualquier aspecto.

Una vez nació ese «peligro de la humanidad» y gran crimen contra la privacidad (Google Maps, Redes Sociales, etc) la cosa se fue extendiendo aunque es uno mismo quien publica o no en la red. Del mismo modo que uno no va por la calle bebiendo cubatas en calzoncillos, no se que no se entiende de que las redes sociales no son otra cosa que un espejo de la realidad, algo tan importante que hasta las empresas a la hora de contratar nuevos fichajes o incluso bancos antes de conceder créditos, está a la orden del día usar Google o cualquier otra herramienta para monitorizar a esa persona.

Si no queremos aparecer para según que personas o en según que lugares, ¿por qué subimos fotos comprometedoras o añadimos como amigos a gente que nos puede traer problemas (ex-parejas, enemigos, indeseables, trolls, etc)? ¿Donde está el problema de la privacidad si solo está en nuestras manos añadir a los contactos que queramos que tengan acceso a nuestra localización? Evidentemente el sensacionalismo es algo fabuloso con artículos como este pero… el mayor responsable sobre la privacidad es uno mismo.

Lo se.. en este artículo no añado contenido alguno pero tenía ganas de desahogarme 🙂

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