Hoy en mi habitual búsqueda y navegación por los curiosos mundos de internet he visto un artículo que me ha llamado la atención en sobre manera y son un par de cosas que desconocía, me parecía, me sonaba o dudaba que hoy por fín logré aclarar y eso sin buscarlo y os lo explico.
Gracias a Tecnología Obsoleta hoy he aprendido una cosa nueva y es que en español, a la hora de referirse a una cifra como es un año, esta cifra nunca puede tener un punto, es decir, estamos en el año 2008 y no en el 2.008 pues esto representaría una cantidad y no un año. Me ha parecido tremendamente interesante intentando rememorar las veces que la he cagado con esa chorrada.
Gracias al Diccionario Panhispánico de dudas se resuelven este tipo de cosas y así, de rebote aprendí una cosa nueva y es que el nombre de días de la semana y meses siempre deben ir en minúsculas, pero hay una excepción que menciono a continuación:
6. Casos en que no debe usarse la mayúscula inicial. Se escriben con minúscula inicial, salvo que la mayúscula venga exigida por la puntuación (→ 3), las palabras siguientes:
6.1. Los nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año: lunes, abril, verano. Solo se escriben con mayúscula cuando forman parte de fechas históricas, festividades o nombres propios: Primero de Mayo, Primavera de Praga, Viernes Santo, Hospital Doce de Octubre.
Debo decir que también desconocía esto y está tan aplicado que hasta en la propia traducción al español del WordPress viene equivocado, cosa que voy a tener que solucionar en la próxima revisión del tema en alguna actualización pendiente que haga.
Otra cosa, que si conocía pero no sabía como enseñar la prueba es que los nombres propios no se traducen y por lo visto estaba en lo cierto, la cual cosa me lleva a la duda… ¿por qué la gente tiende a llamarme automáticamente Jose, Josepe, Pepu o Pep cuando mi nombre real es Josep y mi apodo, que es como me conocen mis amigos y familia es Xoxe? Pues, en gran número de conversaciones me han achacado que se han encontrado con la excepción de algún intolerante que se ha negado en contestar o hablar en castellano a alguien que desconocía el catalán y sin embargo, esos mismos que lo critican de repente sin mediar palabra te traducen el nombre. Por mi parte y aun siendo catalanoparlante no llamaría a alguien que tuviera un nombre en castellano de otra manera que no fuera el suyo, no le llamaría Manel, Felip, Joan o Miquel pues seguramente no le haría ni pizca de gracia al otro y por mi parte me haría sentir fatal