Un viaje de un día por un pequeño pero intenso pueblo que por cualquier salida se podrá observar un Quijote con la frase «En un lugar de la Mancha… Moral de Calatrava»
Lo primero que llama la atención es los increibles molinos que componen el parque eolico que se está construyendo en su sierra, según los vecinos (y la verdad es que me lo creo) son los molinos más grandes de Europa con 100 metros de altura (de eso doy fé) con unas aspas de 45 metros cada una de ellas y con un generador de 90 toneladas más grande que un autobús y la verdad es que soy crédulo con esos datos dado que he estado cerca y ver un camión especial o grua al lado de uno de esos mastodontes parece un micromachine.
Como ya he dicho, aparenta un pueblo muy rural y apetecible para conseguir tranquilidad y calma sin duda alguna aunque en lo que se refiere a lo laboral está bastante alejado de los núcleos urbanos y su producción es principalmente del sector primario.
De donde hemos ido a comer, «Hermanos Gonzalez» y «La perdiz roja» solo puedo decir que es la luna y el sol. En el primero todo fué un desastre y eso que no estaba lleno ni mucho menos. Desde que llegamos y tomamos asiento hasta que vino un camarero a pedirnos nota pasaron 32 minutos, con lo que después de pasado todo ese tiempo nos preguntabamos la razón del porqué nos encontrábamos ahi, lo peor no era eso, no había pan hasta la finalización del segundo plato y dos de los nuestros tuvieron dolor de estómago tras comer estofado.. resumiendo, un desastre.
La Perdiz Roja resultó ser un lugar totalmente diferente (y encima más barata). Comida excelente y un servicio y atención realmente veloz y muy bueno pese a haber el doble de gente que en el Restaurante Hermanos Gonzalez, chapó.
Llendo a Moral de Calatrava es como adentrarse algunos años atrás en la historia, con el pastoreo, la agricultura, sus calles y su gente.
Un lugar digno de visitar sin duda alguna.