Nagual

No se si es algo común y frecuente o es exclusivamente mío el hecho de que en el portal y margen entre la realidad o consciencia y el sueño o inconsciencia, más inspirado esté a la hora de recordar, rememorar, revivir hechos, datos y lugares que se han sucedido a lo largo de mi vida, pero es así y la verdad es que es una gozada al parecer regresar al pasado y volver a ver todo aquello que vistes y vivistes con añoranza y buenos recuerdos.

Una cosa de ellas, la más reciente recordada fue «Nagual», para muchos lectores les va a sonar a chino pero para otros, la minoría y que vivan o hayan vivido en Palma quizás recuerden ese local, unos con asco y otros con cariño como es mi caso.

«Nagual» era un local alternativo y desde luego, en la capital del glamour, dinero y burgesía como es Palma de Mallorca, era como un grano en el bonito cristal del Partido Popular Balear. «Nagual», el heredero de «El Barco» otro local desaparecido de características similares, con el tiempo pasó a ser de un bar o local extraño a ser un centro de reunión y punto de encuentro para toda aquella gente alternativa de Palma los fines de semana. Entre semana nos veíamos la gran mayoría en bares como «Es Crui» (que posteriormente cambió de ambiente y pasó de ser un antro alternativo a un bar de tapas) y «La Deriva» (posteriormente cerrado hará ahora dos años).

Todos, de diferentes partes de Ciutat, nos encontrábamos en Nagual. Como mucha gente diría por la postal que ofrecíamos, eramos un grupo de marginados, delincuentes, drogadictos, sinvergüenzas, folloneros y quizás mucho más, pero lo curioso es que en la puerta de Nagual nunca apareció la policía dado que nunca se dieron motivos para ellos, sin embargo, en todos aquellos locales de «Bien», locales de música dance, bacalao, chumbachumba y demás historias raro era el fin de semana que no aparecía algun ensangrentado de una paliza por pirar a su chica, por ajuste de cuentas, o navajazo en plena plaza Gomila, redadas por droga y detenciones por doquier en el Belle Epoque y muchos lugares más donde los más ancianos dirian a los de Nagual que aprendieran de ellos.

Antes de irme de Palma, vi el fin de Nagual, la decadencia del único local realmente alternativo que existía en la ciudad, sin presumir de ello, a diferencia de «Tunnel» llamado local alternativo por el tipo de música comercial de rock y heavy de grupusculos como Marilyn Manson o similares y un monton de pijos que quieren ir más de guays que los del Belle Epoque y pegando saltos y gritar chapurreando algunas partes de las canciones más famosas de esos grupos, si están más arriba de los 40 principales, mejor que mejor y más chulo quedo.

Ningún disturbio vi en Nagual, ningún ajuste de cuentas, ningún follon por mirar mal a la novia ajena, reinaba el respeto y la amistad en un antro que tenia de fondo a «La Polla Records», «Kortatu», «Negu Gorriak», «Corazón del Sapo», «Guadaña», «Sindrome de Abstinencia», «Platero y tu», «Extremoduro» y muchos grupos más no frecuentes en un lugar de copas y marcha y eso es lo que hacía especial a Nagual además de su gente, de sus trabajadores y su decorado, su verdadera alternatividad dentro de Palma.

«Pronto acaba lo que bien se vive» y es cierto, quizas habré ido varios años consecutivos, «religiosamente» todos los viernes y sábado a Nagual, a ese templo del pecado, a ese templo de buena música, lleno de Punks, Skins, Normales y Casuals, donde te podias encontrar cuando menos te lo esperabas riendote con desconocídos o bailando Ska en «El último Ska de Manolo Rastaman» con buena gente que no habias conocido hasta ese momento y en cualquier otro momento no habrías entablado conversación con ellos jamás, ese lugar un día, cerró sus puertas, la resistencia numantina que habia realizado contra toda esa oleada de pubs de copas y discotecas de dinero llegó a su fin dado que el dueño apenas tenia beneficios y a la eneseava oferta tuvo que ceder su local que más tarde fue reformado cristianamente para esos chicos buenos que se divertian bailando «Viva la vida loca»

Cuan hecho de menos ese local, cuan hecho de menos a aquella gente que tras el cierre de Nagual no volví a ver, cuan hecho de menos aquella música, aquellos bailoteos y aquellos buenos momentos que jamás podrán revivirse excepto en esa situación entre el despeje y el sueño

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