Hoy ha sido la primera jornada de preparación para el Matagalls-Montserrat. Teníamos pensado, mi pareja y yo, que fuera una salida dominguera familiar pero al llegar la hora mi pareja estaba pachucha, el niño durmiendo habiendome dicho la noche anterior que no le apetecia andar por lo que he decidido cojer mi chaqueta y empezar a caminar por los montes de cerca de mi residencia.
Al pasar un tiempo prudencial para quitarme las legañas, orinar lo acumulado en la noche y despejar la mente de un sueño tan gratificante, cojo mi chaqueta y salgo por la puerta.
Ando y ando por el pueblo hacia el PR-C 48 sin saber muy bien a donde dirigirme. Salgo del pueblo, acompañado por los retoques de tambores y cornetas de una procesión lejana que suena de forma melancólica, como despidiéndose de mi.
Camino por el ancho camino de gravilla que se dirige poco a poco hacia el castillo de Sentmenat rodeado de verdes praderas, dicho así suena a fantasia, pero es la pura realidad.
Sigo caminando hasta llegar a la primera prueba del día, en Can Fruitós hay una intersección y en medio de la misma, unas señales que pueden resultar muy confusas si no se conoce bien la zona. Si la conoces, la señal indica en realidad el camino de la izquierda y no el de la derecha que parece mostrar. Dos caminos se dirijen al frondoso bosque que reside en las afueras de Sentmenat, uno de ellos muy bien definido donde, con tranquilidad, un turismo puede pasear, el de la izquierda, el otro es sinuoso que tiene un desnivel de caida y, a la vista, muy poco transitado, en el hay un cartel que pone «Pico de Can Fruitós, camino sin salida». Todo me indica que vaya haya la izquierda por la sencillez del terreno, aunque los carteles parezcan indicar el de la derecha. Fuera dudas! Me dirijo al camino de la derecha, hacia el pico de Can Fruitós y ya veremos eso de si hay salida o no la hay.
Voy por el camino que como bien parecía de buen principio, era un camino de cabras, pero ancho, de momento. Giro y me encuentro con nuevas intersecciones. Un camino bien definido y plano lo atraviesa y delante un camino que apenas se puede diferenciar de la espesura del bosque. Miro el mapa que no indica nada respecto el lugar donde me encuentro, sin nombres, sin carteles, unicamente tres caminos posibles en los que puedo seguir. La lógica me dice que tendria que seguir por el camino de la izquierda, dado que es ancho y se dirije a lo más profundo del monte de manera calmada. Mirando bien los caminos, observo que hay señalizaciones con pintura, los colores que identifican el PR-C 48 (Pequeño Recorrido Comarcal 48) que es el que queria seguir, ¡Vaya! no voy tan mal encaminado como pensaba pero, ¿si ya tengo estas dudas al comienzo.. que me encontraré con el durante?
Como iba diciendo, los tres caminos estaban señalizados, aunque para mi discusto mi lógica estaba equivocada dado que el cruce, ese maravilloso cruce con amplitud ideal y camino plano tenian pinturas marcadas con el blanco-amarillo de forma de cruz, avisando que ese no es el camino, me señalizaba el de enfrente, ¡el chungo!, un camino que apenas se divisa, lleno de piedras y ramas que se interponen en el mismo. Bueno.. seremos esclavos de las señales. Empiezo a caminar por ese sendero practicamente inexistente a excepción de que estaba menos poblado de flora que los voltantes. Poco a poco el desnivel se hace más duro en subida, y la máquina de resistencia se hace más pesada a la hora de arrancar quitando esas telarañas provocadas por horas de sedentarismo. Subo y subo por el sendero pero por desgracia ya no me acompañan los trinos de los pájaros, ni el ruido del viento, ahora me acompañan los tremendos ruidos provocados por esas máquinas llamadas quads.
Durante el ascenso al Pico de Can Fruitós decidí por un momento levantar la vista del sendero y parar dado que andar sin mirar ese sendero seria caida segura. Miro a mi alrededor y observo el mar, nunca habia visto el mar desde el municipio de Sentmenat, era algo nuevo para mi ese paraje, miro más hacia mi y me encuentro gran parte de Barcelona, inmensa, así como voy reduciendo el zoom de mis ojos puedo observar el polígono de la Santiga, Polinyà y a mis pies, Sentmenat, su polígono y los verdes prados que envuelven el castillo. Miro hacia el oeste y me encuentro a un poco más de altura de donde estaba yo, el Puig de la Creu y un valle entre el puig y yo, por lo que me doi cuenta de que poco a poco he ido ganando una altura considerable y sabiendo el tamaño de esa montaña, a ojo sabia que me quedaba poco para poder culminarla. Vuelta a andar, no se si por la parada, por la vista o por casualidad, esa resistencia y cansancio se esfumaron y notaba como mis piernas respondian sin problemas, mi corazón latia con una normalidad y precisión pasmosa, mi respiración pausada y en calma y mi mente despejada.
El tiempo acompañaba y el camino se fue haciendo más ancho y plano y lo que más me preocupaba, ya no ascendia sino todo lo contrario, empezaba a descender, ¿que está pasando?, me pregunté, ¿he llegado a la cima y no me he dado cuenta? No puede ser. aun hay más altura, ¿He de ir campo a través para llegar a la misma? No me fastidies… seguiré por el camino para saber donde me manda. Sigo andando y a unos 50 metros me encuentro una maldita cruz con los colores blanco-amarillo. ¿Qué? ¿Que se acaba el camino? ¿Que me he de volver? El mapa ya ni lo uso, dado que he cruzado con creces los márgenes del mismo. Nada me orienta, solo el mismo camino que sigue hasta no se donde y el camino de vuelta que no me lo planteo usar (por ahora) Lo seguiré, y como se acabe…. como se acabe… creo uno de nuevo!
Sigo pero, ¡alegría! hay más caminos, en un tronco hay una marca de dos colores, los maravillosos colores blanco-amarillo en forma horizontal, vamos, que puedo seguir, y otro que se dirije hacia la derecha de forma ascendiente (fijo que este va hacia la ansiada cima del pico) cojo sin dudarlo y sin señales ese camino y a unos cien metros, en cien metros me encuentro la maravilla ansiada, la cima deseada, una hoguera y explanada me lo corroboran, soy feliz, un pico más para mi currículum moral.
Me siento al lado de la hoguera abandonada y me maravillo del paisaje. Un sitio ideal para acampar, un sitio genial para dormir, un sitio Perfecto.
Se acabó el descanso, queda mucho camino a seguir, un camino el cual no se donde irá a parar pero ahí está la gracia del tema. Vuelvo a bajar hasta el cruce y una vez en el me dirijo al camino inexplorado, la continuación del camino que venia siguiendo. Un descenso pronunciado por un camino claramente marcado y plano, demasiado marcado y plano que le quitan aventura a la caminata. Al rato me encuentro síntomas de civilización, una explanada muy amplia, sin señales de pintura pero si con letreros al cual me dirijo hacia ellos. El lugar se llama Plano del catalán.
En los letreros me señala 4 caminos, uno de ellos me dirije a Caldes de Montbui pasando por una fuente (una tentación si me fuera de camino), el otro me dirije al GR-5 (eso si que es una tentación), el tercero me señala Sentmenat-Gallifa (ese he de elegir) y el cuarto me señala mi procedencia Sentmenat-Can Fruitós.
Cojo el Sentmenat-Gallifa sin problemas. El camino era claro, muy claro hasta para un coche convencional. Alegría, no oigo Quads, oigo una garza real, una urraca y muchos pasers varios. Sigo por ese camino que parece haber salido del mejor capítulo de Heidi y me lleva, ostras.. me lleva a una nueva intersección de caminos y lo mejor es que también aqui hay letreros. En ellos ponia mi procedencia, en el otro me señalaba Gallifa y en otro, que me hacia virar a la izquierda, a Sentmenat. ¿Sentmenat? ¿Ya para casa? No, ni hablar, quiero ver ese camino de Gallifa y me dirijo por el durante largo rato y sin problemas hasta Sant Sebastià de Montmajor, una pequeña aldea con Café-Bar y todo, el tiempo puede hechárseme encima si sigo.. este es el final de trayecto por hoy.. cuidado Gallifa que llegaré pronto ahora que se por donde llegar.
Vuelvo atrás hasta aquel cruce que me señalaba Sentmenat, sigo por el camino y vuelvo hacia mi pueblo. Se acabó la excursioncilla, la primera etapa de preparación para el archifamoso Matagalls-Montserrat, cada fin de semana haré un trayecto y me iré preparando para ese fin de semana de octubre que me pondrá a prueba a mi resistencia y lucha. Resultado: Bueno (puede mejorar, y mejorará)