Miradas imborrables en El Rocío

Ayer llegué de lo que posiblemente fue una de las experiencias más duras de mi vida (y he tenido varias y crueles) y, por ello, quiero reflejar aquí una mezcla de indignación, tristeza, frustración tras un evento tan medieval como cruel como es El Rocío.

El Rocío
El Rocío

 

Invitaron a Madrid Help Horses a ayudar como voluntariado a las asociaciones que estaban organizando un puesto de ayuda, hospital de campaña y patrullaje para ayudar a los caballos, mulos, burros, ponis, etc que estuvieran mal, cansados, maltratados, heridos o abandonados.

Tras la llamada nos presentamos 4 miembros tanto de Madrid Help Horses como de Rescate Equino desde Madrid para ayudar durante el fin de semana, punto clave y «hora punta» en El Rocío, de viernes a domingo.

Esperaba ver un panorama tan dantesco que durante el camino sentí algo que solo había sentido en el pasado cuando estaba en el interior de un Hércules del ejército de camino a los balcanes sin saber que me iba a encontrar y prepararme psicológicamente a ver sangre y muerte por todos lados.

Tras más de 620 Kms de marcha del tirón llegamos por la tarde a El Rocío para recibir órdenes, información y procedimientos sobre el trabajo que había que realizar que, básicamente se limitaría en trabajos en el hospital en caso de haber caballos incautados o ingresados o hacer patrullas a lo largo de El Rocío para ver casos fragantes de maltrato para avisar a la Guardia Civil para su actuación.

Al llegar, fuimos recibidos por unas personas maravillosas que habían montado un enorme recinto y hospital de campaña junto con una base de comunicaciones, lugar de restauración, logística y paddocks para alojar a los equinos que fuesen incautados o rescatados para su recuperación.

Conforme avanzaba la noche del viernes estaba fascinado, impresionado y contento por la infraestructura, organización y coordinación mostrada tanto para el patrullaje por El Rocío como por la seriedad mostrada y la coordinación con el Seprona.

Aunque esperaba ver sangre y muerte, al principio, aunque me parecía que no estaba tan mal después de todo, al cabo de unas horas quise ver algo que ni el cuerpo, ni el sudor ni las heridas pueden engañar y son las miradas. Miradas penetrantes, miradas transparentes, miradas de desesperación, de cansancio, de humillación, de sumisión… Miradas repartidas en dos, aquellas que pedían ayuda en el silencio y aquellas que ya no mostraban prácticamente sentimientos o ganas de vivir en una desdicha y cuya mejor misión es esperar la muerte para acabar con una vida tan miserable.

Esas miradas se me clavaron la primera noche y se me van a quedar clavadas toda la vida, miradas muy duras que no imaginaba ver hasta ese momento, tan diferentes de aquellas miradas tan felices, agradecidas y alegres que me miran todos los fines de semana en las praderas de Madrid Help Horses.

Si esta mirada es dura en esta foto, imaginemos por un momento como es estar con ella y verla directamente, cara a cara y sentir como te está pidiendo ayuda, sea muriendo o sea liberándola.

Lejos de mejorar debido a ir acostumbrándome a esto (algo imposible) el día después solo fue a peor y las ganas de volver el próximo año desaparecieron por completo, ya no solo por ver tantas vidas miserables sino ver que el punto de vista de ayuda y de pensar en los caballos antes que en los caprichos humanos pasaba a ser el de ser un mero taller de reparaciones para que sus propietarios puedan continuar con el maltrato tanto físico como psicológico con un listón excesivamente alto para poder tomar medidas sea por razones de «imagen» como por la tan denunciada razón de una legislación insuficiente e inútil que impide poder actuar más drásticamente contra borrachos y borrachas que aprovechan, en nombre de un Dios o una virgen el humillar y destrozar la vida de los animales, el de arrebatarles el alma, el de aparentar ser seres superiores por ser acólitos de un símbolo de madera.

En ocasiones visitantes a El Rocío se auto-mentían como frases como «dicen que El Rocío es malo pero solo un 1% de los animales sufre maltrato». ¿Es que para ser considerado maltrato es necesario azotar a un caballo con una vara? ¿El reventar a un animal cargando tres veces su peso o tener dos adultos de más de 100 kilos en su grupa destrozándole la espalda no es maltrato? ¿Es que tener a un caballo paseando durante horas tras un camino de varios kilómetros no es maltrato?

Los equinos, los únicos animales en los que se permiten este tipo de actos violentos y maltratos en los que sus sentimientos son los mismos que cualquier persona o cualquier otro animal de compañía aunque su maltrato es «socialmente aceptable»

Frases como «las serretas no son malas» o «es normal que un caballo que se tira un año en un box y una persona que solo trabaja de oficinista, use utensilios como serretas o fustas para que el caballo le obedezca». Frases de supuestos protectores de los animales como son los que van con sus caballos a la romería justifican fustas, trallas, serretas o espuelas porque si no, no se podría disfrutar de la fiesta.

 

Por esta razón, el sábado fue un día tan penoso como triste, aguantar borrachos, ver como golpes o heridas quedaban impunes y se les devolvía a sus propietarios por «no haber causas que justifiquen su incautación», mulas y burros cerca de caer por la extenuación que se permitían continuar porque no había ninguna marca «visible» que demostrara estar realmente mal (como la foto de arriba)

Si, mi experiencia en El Rocío ha sido un infierno, un infierno de sufrimiento y humillación, un infierno de sometimiento y violencia (todo en nombre de una religión), un infierno que era necesario que viese y por esa razón posiblemente el próximo año vuelva aunque de manera personal, simplemente un ciudadano más indignado por eventos crueles, medievales, desalmados y orgías de violencia y alcohol en nombre de una Paloma Blanca.

Solo se podrá solucionar la barbarie de El Rocío con unas normas muy simples como:

  • Regulación de alquileres de animales con mínimos en pro del bienestar animal como: Horas establecidas de trabajo, horas de descanso obligatorio, uso de equipamiento adecuado para su uso como transporte, tara máxima de peso en carros,
  • Mayoría de edad para poder montar a caballo o bajo supervisión de adultos
  • Mayor compromiso municipal de patrullas de policía en colaboración con asociaciones protectoras
  • Controles de alcoholemia para aquellos que monten a caballo
  • Revisión de documentación en transportes y en caballo así como su chip en regla
  • Máximo 1 persona sobre un caballo o que la suma de dos personas no supere en ningún caso el 25% del peso corporal del mismo.

Dado que la legislación contra el maltrato animal es completamente inútil en España, el objetivo más cercano y posible para paliar lo que ocurre en El Rocío es el de aplicar otras normativas y legislaciones ya existentes como, por ejemplo, la aplicación de la normativa de tráfico y DGT en cuanto al uso de transportes de tracción animal u otras como la ley tributaria en cuanto al uso de negocios y ejercicios económicos evitando economía sumergida y negocios ilícitos como los alquileres de caballos.

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