El día del trabajo

Hoy, como cada primero de mayo, se ha celebrado el Día Internacional del Trabajo con un día de fiesta a nivel nacional (toda una broma para personajes como la Duquesa de Alba, Julián Muñoz o David Beckham, por poner algún ejemplo). Y es que el trabajo es un bien preciado que se ha de conservar; el trabajo dignifica, nos hace mejores personas y da sentido a nuestras vidas (ehm… ¿alguien además de mí oye esas risas?)

Es cierto, sólo hay que ver las caras risueñas de la gente en el metro, felicitándose mútuamente a las siete de la mañana, esos autobuses repletos de felices trabajadores haciendo la ola entusiasmados ante la perspectiva de una nueva jornada laboral, los emocionados abrazos entre compañeros a la hora de fichar… porque ¿qué haríamos sin ese maravilloso regalo que es tener que trabajar para vivir? tendríamos que llenar nuestro tiempo con actividades vanales, como leer, hacer deporte, ver la televisión, escuchar música, relacionarnos, pasear por el campo, dedicarnos a nuestros hobbies por placer… ¿alguien se imagina ese infierno?

Y es que, como decía al principio, el trabajo es un regalo (y si no que les pregunten a los asesores de imagen de Acebes y Zaplana, que cobran por nada) que nos permite realizarnos como personas (o no) y da sentido a nuestras vidas (aunque sinceramente, a veces no me importaría estar muerto por dentro y vivir de rentas en una isla caribeña)

El caso es que, sea como sea, hoy es fiesta y no ha trabajado ni «el Tato» (un viejo amigo de Rajoy) y los españoles, seguramente aburridos de tanta fiesta, se han dedicado a hacer colas por las carreteras de España ¿qué mejor manera hay de celebrar un aburrido día de fiesta, que pasar siete horas en un coche para recorrer 150 km? ¿alguien ha pensado que podría ser un acto de protesta? (seguramente no, porque sino el PP ya lo habría reivindicado como suyo)

chevron_left
chevron_right

Dejar un comentario

Only people in my network can comment.