Cuando era niño mis abuelos me repetían una y otra vez, el mejor trabajo es el de funcionario y siempre me mencionaban los beneficios de ese trabajo, un sueldo digno, un trabajo seguro y hacer el mínimo esfuerzo por desempeñarlo, lo suficientemente mínimo para que nadie diga que no se trabaja.
Cuan equivocados estaban mis abuelos y es que había otro mejor, el de fundar una ONG e ir por el mundo a charlar sobre la pobreza mundial con un coste alto por charla.
Este es el caso de Bob Geldof y que por su imagen se me pasan muchas cosas por la cabeza pero la pobreza y el hambre no es una de ellas y es que este personaje que de tonto no tiene un pelo ha cobrado ni más ni menos que 100.000 dólares por desplazarse a Melbourne en primera clase, alojarse en un hotel de lujo y tener la caradura de hablar sobre lo mal que lo pasan los pobres y la tremenda situación del tercer mundo.
En realidad por esa tarifa y precio por un discurso, se inspira a cualquiera.
Fuente: Nothing To Do With Arbroath