Las universidades como criba clasista

Que si Cristina Cifuentes, que si Pablo Casado y ahora que si Carmen Montón. Todos ellos han hecho correr ríos de tinta y miles de pulsaciones en teclados para contar sus tejemanejes para lograr másters y títulos como si se hubiese descubierto una nueva América, una sorpresa inesperada, una noticia impresionante pero, quienes hayan ido a la Universidad o conozcan ligeramente su funcionamiento, sabrán que es algo muy básico, sea la Universidad Rey Juan Carlos como cualquier otra y es que hay dos modos de lograr un título, cursándolo o comprándolo y esto es casi tan antiguo como la propia universidad.

Aula universitaria

Lo que ahora llaman «irregularidades» son los clásicos cambios en las notas cuando alguien, con pocas ganas de estudiar o trabajar y dinero para podérselo permitir, prefieren comprar el título y quitárselo de encima y todos, o al menos muchos, hemos sido testigos de este hecho en diversas ocasiones aceptándolo como normal a pesar de que para conseguir el mismo título, las personas «normales’ hemos tenido que dedicar muchas horas de estudio o de trabajo, años de ir a clase y pruebas y más pruebas para lograrlo.

Si bien hay cosas que con la historia se han hecho más políticamente correctas como facilitar la educación básica a toda la población, no todo el mundo puede, ni debe, ocupar unos puestos orientados y especializados a aquellas personas cuyas posibilidades económicas o cuya clase social se adaptasen mejor, especialmente en grandes empresas, oligopolios o empresas con puestos más políticos que laborales.

Ya todo el mundo puede optar a la educación primaria ¡o incluso secundaria! pero cuando tu objetivo es ir más allá, es más educación y más preparación, ya es algo más centrado a gente que económicamente se lo pueda permitir sea pagando la matrícula o todos los gastos que suponen como carga familiar el estudiar y a la vez intentar trabajar para poder ayudar al seno familiar.

La titulitis es una enfermedad que, por norma general es muy diferente a estar realmente preparado, o al menos preparado para desempeñar una labor especializada o como mando intermedio o superior y empresas como Google-Alphabet, Apple, Amazon o IBM se han dado cuenta de este hecho y ya no exigen una titulación universitaria demostrando que tanto la autopreparación como la experiencia e ilusión suelen tener mucho más peso a la hora de demostrar una profesionalidad en los diferentes puestos de trabajo.

Es cierto que las empresas mencionadas son extranjeras, estadounidenses en su mayoría y, al igual que en España, los títulos universitarios no solo no es que se vendan sino que se regalan por méritos deportivos mientras que en España es por méritos económicos.

En otras grandes empresas, especialmente en España, la separación entre sexos con el sexo femenino claramente en desventaja como por su clase social demuestran un síntoma que se tenía que haber dejado atrás hace muchos años, incluso décadas.

Personalmente, no se a que viene tanto tirarse de los pelos ante los escándalos de Cifuentes, Casado o Montón y no se haga de lo habitual, implantada y posicionada de esta práctica, de los precios de las matrículas o diferentes baremos para conseguir un título o máster universitario.

No nos engañemos, si eres pobre, incluso si eres de la clase media, estás condenado a quedarte en un determinado mando, en un determinado puesto, en un determinado rango.

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