Llegó el día que llevaba esperando desde hace más de un año con su correspondiente entreno a través de la Sierra de Guadarrama. Llegó el día, el 17 de Septiembre y llegué al punto de salida, a El Brull.
A una hora de la salida vi el primer problema, la bolsa de agua de la mochila estaba agujereada, un pequeño orificio con una fuga de bebida energética por lo que a última hora tuve que modificar la bolsa por una lata de Aquarius y una botella de 500ml de agua.
Salí puntualmente, como un manojo de nervios y en los 10 primeros Kilómetros empecé a «venirme arriba». Estaba sobrádamente preparado para soportar tanto los 10 primeros como los últimos y empecé a acelerar la marcha (primer error) pasando de una media de 5,5Km/h a 8,3Km/h, es decir, empecé a correr en las bajadas y marchas rápidas en llanos y subidas.
Pasé Aiguafreda con tranquilidad y frescura para llegar a la primera subida pronunciada por el Pla de la Garga, tras varias pocas horas y sin hacer ninguna parada en ningún avituallamiento, llegué a más de la mitad de camino, a Sant Llorenç Savall tras caminar-correr 42Km.
Tras 7 kilómetros manteniendo el mismo ritmo veloz y tras finalizar el pronunciado descenso hasta la Ermita de Les Areneres noté un pequeño pero intenso y doloroso latigazo y pinchazo tras la rodilla izquierda. No le presté atención y continué con el mismo ritmo en plena subida, una de las peores de la travesía pero poco antes de llegar al Control 6 (recorridos 55,5Km) la pierna izquierda no me respondía, se negó a seguir. La frustración empezó a invadirme, fresco, descansado pero con una pierna que no me hacía caso.
Al final, tras arrastrarme unos centenares de metros de subida, empecé a ser consciente de la lesión, del dolor que me empezaba a invadir proporcionalmente iba bajando el ritmo hasta que no me quedó otra que resignarme y empezar a pensar en el próximo año.
Una manta térmica y unos minutos de espera bastaron para recibir al todoterreno sanitario que me desplazó hacia el Hospital Parc Taulí donde me dieron una noticia todavía peor que el abandono en el Matagalls-Montserrat, mínimo un mes de baja con el fisioterapeuta de la Federación o dos meses de reposo para recuperar el alta deportiva.
Extraje varias moralejas de las cuales muchas de ellas ya sabía pero obvié (no cambiar de ritmo, equipo más ligero, revisión final total, etc) y otra que no tuve en cuenta, si entreno para andar decenas o centenares de kilómetros, ando decenas o centenares de kilómetros, no corro. Si quiero entrenar para correr, corro.
Ahora mismo solo pienso en futuros proyectos, en futuras rutas y en el alta deportiva lo antes posible como los Montes Aquilianos el próximo 15 de Octubre.