Hay una frase hecha que suele decir, «dime de que presumes y te diré de que careces» y es que, periodistas, Gobierno, directivas y un largo etcétera se les llena la boca con «No mezclar política con el deporte» pero, en la mayoría de ocasiones vemos que todo se queda en eso, palabrería.
Por un lado tenemos el caso de la prohibición del acceso a un campo de fútbol que, sin previo aviso se decidió censurar/prohibir/evitar la entrada al mismo con prendas amarillas pero ese tema está más que tratado, a lo que voy es a reflejar mi tristeza y preocupación por aspectos que vi en pleno Madrid del siglo XXI ante un partido de Semifinales de UEFA Champions League.
Empezaré diciendo que para mi honor, soy el presidente de la Peña Oficial del FCBayern en España y tengo claro cuales son los objetivos y fundamentos principales del Fanclub siendo realmente los estatutos de su fundación y, entre los puntos iniciales de su fundación se encuentra el que consideraría más importante de todos:
«La Peña es apolítica, sin embargo su carácter será de tendencia antifascista con una obligación social de condenar y denunciar sistemáticamente aspectos tales cómo racismo, fascismo, machismo un otras desigualdades tanto en el ámbito deportivo como en el social y cotidiano.»
Este dato puede ser muy importante para transcribir esta entrada en la que quiero reflejar aspectos que pudimos ver el pasado Martes 1 de Mayo.
En primer lugar tenemos fresco en la mente un uso desproporcional, injustificado y todavía en los juzgados la agresión por parte de la policía el pasado año a la afición del Bayern sin ninguna razón pero intentamos no caer en la tentación del rencor y olvidar aspectos no deportivos como estos y aspectos deportivos como decisiones arbitrales sin sentido.
Todo parecía de lo más normal durante nuestro trayecto de Plaza de Castilla al Santiago Bernabéu excepto un incidente aislado y era un retrasado entre 4000 que lanzó una frase xenófoba contra los españoles, algo que fue no solo rechazado sino condenado y a punto de llegar a la agresión por haber dicho tal cosa con una frase muy real «Tú no eres del Bayern»
Al llegar al Bernabéu, fue de repente llegar a la Turquía más rancia, ver a grupos de fanáticos levantando la mano con el saludo nazi lanzando consignas fascistas frente a aficionados de un equipo que ha sufrido en sus propias carnes las atrocidades del III Reich con jugadores/aficionados fusilados.
Los aficionados que visitaban Madrid por primera vez no estaban curados de espanto y realmente, aunque yo resido aquí, nunca podré entender ni acostumbrarme a como simbología y actos nazis así como pancartas, banderas, etc están completamente permitidas. Mientras que los aficionados del Rayo son tachados como «radicales» por impedir que una persona involucrada en grupos paramilitares fascistas de Ucrania juegue en su equipo, otros equipos no tienen ningún problema en permitir la entrada a sus campos gente que sin ninguna vergüenza levanta la manita con un «Hail Hitler» o banderas franquistas.
Creo sinceramente que, en ocasiones es imperativo mezclar determinados aspectos que puedan considerarse políticos en el ámbito deportivo como en cualquier ámbito de agrupación en el aspecto de que la responsabilidad de criticar y condenar todo ataque a la libertad, a la lógica y a la ética como por ejemplo, pedir la igualdad entre sexos, condenar la homofobia, condenar la violencia, condenar el fascismo o el nazismo, condenar el odio racial o social y todo aquello que nos quiere separar como personas y humanos y siempre de manera pacífica.
Una cosa es lo que podemos hacer como aficionados, otra es la que dicen y hacen gobiernos o medios de comunicación donde podemos ver como «periodistas» son los primeros en incitar e inculcar el odio y la sinrazón entre sus propios lectores hasta el punto de la apología terrorista sin ningún problema ni repercusión legal.