Este año queríamos hacer algo especial, ir toda la familia en crucero por las islas griegas y la verdad es que la experiencia fue fantástica.
La ruta era Atenas, Corfú, Katakolon, Bari, Santorini y regreso a Atenas, una experiencia de 7 días a lo largo del mar Egeo, mar Jónico, las costas del Peloponeso y el Mar Adriático.
No voy a entrar al detalle de cada una de las paradas si bien algunas eran más bellas que otras aunque claro está que eso es una vista subjetiva de cada uno dado que uno de mis lugares favoritos fue visitar la antigua Olimpia y los restos arqueológicos del lugar donde se crearon los primeros juegos olímpicos y otras personas preferirán lugares con tiendas, o con playas o donde haya buen vino.
Si bien Atenas me apasionó y más recorrer todas sus calles y subir sus colinas, especialmente ir a la Colina de las Ninfas, vivir una puesta de sol en Licabeto o visitar la Acrópolis de buena mañana antes de la llegada del calor o la oleada de turistas así como ver en cualquier casa o parada de metro el detalle de suelo acristalado donde ver restos de la antigua Grecia aún presentes y testigos históricos de la evolución de la civilización.
Me recordó mucho a Roma tanto en su cuidado arqueológico como en la desastrosa forma de conducir pero sin lugar a dudas es una ciudad maravillosa.
No puedo olvidar ni mucho menos Santorini pero su exagerado turismo así como el uso o más bien abuso de burros a la hora de subir turistas del Puerto Viejo a Fira me pareció tan vergonzoso como aberrante donde le quitaba brutalmente la belleza de la caldera del volcán de Thera y sus hermosas casas/cuevas blancas y techos azules.
En lineas generales, unas islas y un país maravilloso pero preferiblemente a evitar en verano.